Recorra la histórica Lisboa en el tranvía 28

Los amarillos tranvías de la empresa de transporte público Carris, chirriantes y vintage, parecen sacados de un museo. Le recomendamos que se suba a uno para recorrer la ciudad. El tranvía 28 es famoso: le llevará, en unos 40 minutos, a la colina a través de los antiguos barrios de Graça, Alfama y Baixa, pasando por muchos edificios históricos, como la catedral y el castillo. Todos a bordo!

Arte Y Cultura

Elétrico 28: la ruta turística

Tras la introducción en 1873 del primer tranvía, tirado por caballos, la red de tranvías de Lisboa ha aumentado enormemente. En la década de los años 50, había 27 líneas de tranvía, de las cuales solo quedan cinco. El tranvía 28, llamado "Elétrico 28" por los lisboetas, es el más famoso y une la plaza Martim Moniz y el barrio Prazeres. De acuerdo con el horario establecido, el recorrido debería durar 40 minutos, pero en realidad el tranvía de madera suele tardar una hora en salvar las curvas de las estrechas calles, con una pendiente de hasta un 14 %. A lo largo del recorrido, el tranvía pasa por numerosos edificios emblemáticos, como el Castelo de São Jorge, situado en la colina más alta de Lisboa. Bájese aquí, y combine una visita al castillo de siglos de antigüedad con una taza de café en Miradouro Largo Portas do Sol, una terraza panorámica con magníficas vistas al barrio de Alfama y al azul río Tajo. Vuélvase a subir al tranvía para descender a las calles medievales de Alfama hacia el antiguo barrio de Baixa, pasando por la Sé de Lisboa, otro lugar imprescindible. El recorrido continúa por el encantador Bairro Alto hacia el artístico barrio de Chiado y finaliza en Campo Ourique, donde se encuentra la última parada. El mercado diario que se celebra aquí atrae a compradores que acuden a comprar verdura, fruta, pescado y carne fresca. Por la tarde y por la noche, el mercado se llena de modernos treintañeros que acuden a beber y comer: es el mejor lugar donde comer tarde. Justo enfrente de la última parada se encuentra el Cemitério dos Prazeres, el lugar de descanso eterno de muchos portugueses famosos. Merece la pena visitarlo antes de volverse a subir al tranvía para regresar al centro.

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