Subir a la Torre Eiffel
La Torre Eiffel tiene tres pisos, cada uno con vistas impresionantes. Los visitantes pueden subir en ascensor a uno de los pilares o subir las escaleras hasta el segundo nivel. La segunda opción es más económica y le ahorrará tiempo de espera en la cola. Los ascensores recorren más de 100.000 kilómetros al año e incorporan un ingenioso sistema de frenos que les permite un descenso suave a un ángulo en constante cambio. También es tranquilizador saber que la torre se diseñó de tal modo que apenas se moviese con vientos fuertes.
El romanticismo en estado puro
Aunque París desprende romanticismo de por sí, la Torre Eiffel se lleva la palma. Cientos de parejas se reúnen en las escaleras y en los jardines de Trocadéro para disfrutar de las lluvias de luz dorada que a cada hora iluminan la torre como si se tratase de una cascada. El final perfecto de un día en la ciudad del amor es cenar en uno de los restaurantes de la torre, o disfrutar de una copa en el bar de champán en el piso superior: una copa de champán, una cena a la luz de velas y literalmente París a sus pies. Sólo recuerde que los precios son casi tan altos como la propia torre.