Pioneros católicos
La versión original de la Capilla de Alto Vista se construyó en 1750 bajo la supervisión del misionero venezolano Domingo Antonio Silvestre, a pesar de que en aquella época no había un solo cura en toda la isla. Ganó las almas de los Caquetios y financió la construcción de su propio bolsillo. No obstante, la capilla no garantizó protección ante la plaga, que arrasó el pueblo 26 años después de su construcción. Entonces los creyentes que sobrevivieron la abandonaron. Durante las muchas décadas que permaneció en este estado, la capilla se deterioró de tal manera que únicamente quedaron de ella ruinas. Sin embargo, gracias a la determinación de una profesora, la capilla resurgió 136 años después de su abandono.
La determinación de Francisca
Durante una excursión con su clase en la década de 1940, la profesora de educación primaria Francisca Henriques Lacle encontró un cuadro de la Virgen María rodeado de velas y flores. Ella lo interpretó como una señal de que los locales aún se sentían fuertemente vinculados a este lugar. El obispo de Curaçao rechazó en un principio su petición de reconstruir la capilla, pero aún así, Francisca recaudó 5.000 florines mediante picnics con el fin de encargar una gran estatua de la Virgen María que llegaría desde los Países Bajos. Cuando llegó a la isla, el obispo dio su bendición para comenzar la construcción. La capilla que esta profesora ayudó a construir sigue en pie.